La deriva soberanista de Artur Mas cada vez provoca más efectos económicos. Y si el presidente de la Generalitat ha empezado el año con una carta a los mandatarios europeos pidiendo su apoyo a la autodeterminación catalana, de la que ha salido mal parado, ahora intenta que los prospectos de los medicamentos estén traducidos al catalán. El coste tanto de la traducción como de los nuevos envases correrán a cargo de las empresas. Unos cinco millones de euros que cargarían en sus cuentas. Las compañías farmacéuticas entienden que no hay base jurídica ya que cualquier cambio debe ser autorizado por la Agencia Europea del Medicamento, además de que el catalán no está aprobado como idioma válido. Se ponga Mas como se ponga.