Las ventas por tarjeta en el mercado doméstico empiezan a repuntar. En el tercer trimestre, el número de operaciones en terminales de puntos de venta -lo que en el lenguaje comercial se conoce como bacaladeras- creció un 3,59%. Pero más significativo aun es el incremento en un 1,65% del importe de esas operaciones (25.837 millones), que indica el inicio de la estabilización, cuando en los trimestres anteriores estos porcentajes eran negativos.
En los dos picos de la crisis, las caídas del importe fueron de un 3,54% (2009) y de un 2,64% (2012). Los datos del Banco de España indican que por primera vez desde el inicio de la crisis se empieza a establecer un cierto clima de confianza. El uso de tarjetas se convierte en un indicador muy fiable para evaluar los comportamientos de los consumidores.
En la recuperación se aprecia que los consumidores compran más, pero también más barato. Un fenómeno que en parte se debe a la caída de los precios y también a que las compras siguen muy ajustadas a lo estrictamente necesario. A resultas del balance que arroje la Campaña de Navidad, en los comercios se está comprobando este año una mayor afluencia de clientes (se nota el efecto de la paga extra en la función pública).
A pesar de estos síntomas positivos, queda un largo camino para poder hablar de auténtica reactivación del consumo. Un fenómeno que aun se debe trasladar a todos los ámbitos y que solo adquirirá fuerza cuando venga acompañado de una recuperación del empleo. Pero para crear puestos de trabajo las empresas tienen que disponer de crédito. La reactivación de los préstamos a empresas y particulares es un de los retos prioritarios de 2014.