A diez sesiones de bolsa antes del cierre del año 2013 empezaban ya a cundir los nervios entre los inversores, impacientes porque no se producía el tradicional rally alcista de Navidad. Ayer se empezaron a notar los primeros signos de que Papa Noel finalmente sí dejará su particular regalo de subidas de valores. Tradicionalmente las alzas son mayores en la última semana del año que en la primera. Sin embargo, no va ser como hace unas semanas se creía el año de las bolsas periféricas en el Viejo Continente, a excepción de España que, con Alemania y Suiza, superará en el año ganancias del 15%.
Pero antes de que se desate la euforia hay que esperar que no haya sorpresas desagradables. Por ejemplo, es importante la cita de la Fed pasado mañana. Si Ben Bernanke, pronto a despedirse de su puesto al frente de la Reserva Federal, no anuncia retirada de estímulos a la economía estadounidense, ayudará a que se intensifique la carrera alcista. En caso de hacer lo contrario, su decisión caería como un jarro de agua fría sobre las bolsas mundiales. Todo hace presagiar que lo dejará en manos de su sucesora, Janet Yellen, que tampoco parece tener prisa en retirar las inyecciones de dinero. EEUU está inundando de dólares el resto de países -que pagan el petróleo en esta moneda- y así tiene el mismo efecto que un impuesto que se cobrase a los ciudadanos extranjeros. Una buena noticia de Bruselas, con acuerdos esta semana sobre la unión bancaria también ayudaría a las bolsas. más si se sazona con perspectivas de mejoras en el beneficio de las empresas. En definitiva, se necesita un cóctel de buenas noticias para que los mercados brinden por un 2014 en el que se afiance la recuperación.