CiU y ERC pactaron ayer celebrar la consulta soberanista el 9 de noviembre de 2014. Se trata de un importante órdago, que cierra el camino a encontrar una solución dialogada al conflicto. En el deterioro de las relaciones ha sido determinante la deriva de Artur Mas. Ante la imposibilidad de solucionar los problemas económicos de Cataluña ha decidido taparlos con la senyera.
También ha contado la falta de pulso de mariano Rajoy para convencer a los catalanes de un futuro más atractivo dentro de España. El mayor beneficiario e instigador del conflicto es Esquerra, que ha llevado a Mas a proponer una consulta ilegal -ayer lo dejó claro Rajoy- que, de celebrarse, abriría el camino a la secesión y a la expulsión de Cataluña de la UE, lo que sería un desastre para todos.