Editoriales

Editorial: El Gobierno frena a Pemex

El ministro de Industria, José Manuel Soria, se reunió el pasado viernes con el presidente de Pemex, Emilio Lozoya, y el secretario de Energía mexicano, para dejarles claro que cualquier operación sobre Repsol debía de contar con el visto bueno del Gobierno español. Afortunadamente el Ministerio de Industria blindó a la petrolera en la Ley del regulador Único que define el refino como un activo estratégico. Y Repsol tiene importantes inversiones en este sector en toda España. De esta forma se evita que suceda lo mismo que con Endesa, la primera eléctrica española que pasó en 2007 a manos de Enel.

Si esa operación no ha resultado provechosa para la eléctrica, una toma del control de Repsol por Pemex podía resultar aun peor. La petrolera estatal mexicana, que posee una participación de Repsol del 9,3%, negó ayer que planificase ninguna operación sobre la española con el objetivo de solucionar sus múltiples problemas.

También el magnate Carlos Slim rechazó que fuese a cooperar con Pemex en su estrategia, que incluía a Sacyr que, ante los rumores, sufrió el castigo de los inversores. Todo ha quedado en un globo sonda, lanzado por la propia Pemex, para medir sus apoyos en una operación que perseguía trocear Repsol y quedarse con las áreas de negocio más productivas. Un sinsentido que ha hecho bien en frenar el Gobierno para no repetir errores del pasado. Sobre todo, cuando se trata de evitar que la primera multinacional española caiga bajo el control de una empresa estatal como Pemex, que tiene pendiente eliminar graves desequilibrios estructurales y limpiar sus sentinas de corrupción, al tiempo que intenta abordar su privatización con grandes resistencias internas.

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