Los Ruiz-Mateos siempre han encontrado en su condición de familia numerosa un sistema para dificultar la investigación de sus manejos empresariales. Por ello reeditan una y otra vez el mismo esquema de actuación. Tras Rumasa, Nueva Rumasa y la presunta estafa masiva de la emisión de pagarés, que ha supuesto el embargo judicial de todo su patrimonio, los hijos varones de Ruiz-Mateos parece que ahora están utilizando testaferros para abrir restaurantes en Madrid. Se sirven de amigos personales y colaboradores fieles que confían en el clan de la abeja. Ello indica que, además del desafío a la justicia, puede ser cierta la sospecha de la policía de que la gran familia ocultaba dinero en paraísos fiscales.