Las grandes constructoras se han lanzado a una vorágine de desinversiones con el único objetivo de centrarse en actividades estratégicas y rebajar su deuda que, según los expertos, podría caer este año un 40%, hasta los 38.200 millones de euros, su nivel más bajo desde 2005. Los años de bonanza, de probar de todo se han acabado. Toca hacer limpieza. FCC, Sacyr, ACS y Ferrovial han cerrado este año ventas por valor de 5.100 millones, aunque esto haya supuesto sacrificar activos tan valiosos como la Torre Adrià de París (Sacyr), Proactiva (FCC), o aeropuertos como es el caso de Ferrovial y ACS. La venta sigue abierta ya que la caída del negocio de la construcción ha dejado tocados los planes de negocio de estas empresas.
