El número de parados bajó en 72.800 personas en el tercer trimestre. Una buena noticia -aunque se esperaba una caída mayor- que indica que con una décima de crecimiento se ha reducido desempleo y confirma que la reforma laboral permite crear empleo en los umbrales del 1% de incremento de PIB. Si el panorama económico se mantiene estable y sin sobresaltos, el mayor problema de nuestra economía podría empezar a remitir ligeramente a mediados de 2014.
Otra cuestión es la calidad de los puestos de trabajo que se han creado en la temporada estival, en su gran mayoría contratos a tiempo parcial en el sector servicios. Con ello la ocupación creció en 39.500 personas, sobre todo en Cataluña, Baleares y Valencia, que son las autonomías que arrojan los mejores resultados gracias al turismo. Habrá que seguirles la pista en los próximos meses para ver cómo reaccionan con la llegada de la temporada baja y también estar atentos a otras CCAA, como País Vasco y Madrid, que se encuentran entre las que más incrementaron el paro.
Sin embargo, lo más preocupante es el descenso de la población activa en 33.300 personas en el trimestre y en 370.400 en un año, con una caída continuada desde 2008 a la que no se ve fin. Aumentan quienes desisten de trabajar, los extranjeros que regresan a su país y los jóvenes que emigran. Un factor al que el Gobierno debe estar atento, porque rebaja el potencial de crecimiento de la economía y supone un freno para la recuperación.