El Ministerio de Fomento ha dado una nueva vuelta de tuerca al sistema de licitación de obra pública en busca de lanzar proyectos con el máximo ahorro posible. Y ello pasa por bajar el presupuesto de forma generalizada para todas las obras... o casi todas. Porque siempre hay excepciones y Cataluña lo es. Resulta curioso que en medio de la debacle que sufre el sector, el Estado haya licitado hasta junio en esta comunidad un 150% más que en el mismo periodo de hace un año. Resulta curioso por dos razones: una, porque no se entiende esta discriminación positiva; y dos, porque mientras que Ana Pastor suma inversiones, el Gobierno catalán las reduce en un 60%. Un ejemplo más de la doble moral de Artur Mas.