La Oficina Económica del Gobierno genera influencias, pero no poder. A esa conclusión ha llegado su responsable, Alberto Nadal, quien ha logrado impulsar la reestructuración de este órgano asesor presidencial para aglutinar un poder del que hasta ahora carecía. Entre otras razones por que éste se encontraba disperso entre los ministerios de Economía, Hacienda e incluso de Exteriores. Demasiadas voces disgregadas que han acabado por provocar luchas intestinas, en parte propiciadas por Mariano Rajoy al negarse a designar a un vicepresidente económico con poder y mando en plaza. El aparato de la Moncloa ha tomado posiciones, creando un Ministerio de Economía paralelo que mira con interés un posible cambio de Gobierno.