Juan Manuel Urgoiti ha puesto firmes a los bancos acreedores pocos días después de ser nombrado presidente de Pescanova. O se avienen a aceptar una quita de la deuda (3.644 millones), o la compañía será liquidada. Una opción que privaría a Galicia del 0,2% de su PIB, dejaría en la calle a 10.000 trabajadores y tendría un efecto pernicioso en el multitejido que forman las firmas proveedoras. La dimensión internacional del grupo pesquero y la marca labrada durante 53 años no pueden desaparecer por falta de diálogo, que además abriría las puertas a la recapitalización con la entrada de nuevos socios. Los siete bancos españoles acreedores no tienen más salida que negociar una quita para evitar un cierre que no beneficiaría a nadie.