El plan sobre Siria, que Francia, Reino Unido y EEUU llevaron ayer al Consejo de Seguridad de la ONU en base a la propuesta rusa de entrega y destrucción del arsenal químico de Damasco, conjura el peligro de una intervención militar en el país árabe. Esta solución aleja las nefastas consecuencias humanitarias y económicas de un conflicto armado. China dejó claro desde el primer momento sus temores de que una intervención diera al traste con la recuperación, que empieza a registrar en el gigante asiático y hundiese al resto de países emergentes. Las bolsas mundiales celebraron con euforia la noticia -también ha ayudado el mandato de paro de EEUU que demora la retirada de estímulos de la Fed- y los precios del petróleo retrocedieron.
España no se quedó al margen, los mercados sabían que la débil recuperación de nuestra economía sería de las más perjudicadas en caso de conflicto. Por eso el Ibex repuntó un 1,96 por ciento, alcanzó los 8.801 y se quedó a 20 puntos del máximo. La prima de riesgo (250) se quedó a un punto de su mínimo anual y se situó ayer por debajo de la prima italiana. Algo que no sucedía desde los primeros meses de 2012. Este cambio de papeles radica en la inestabilidad de la vida política del país transalpino, sobre el que se proyecta la amenaza de una ruptura de la coalición de gobierno. Los mercados interpretan que este clima dificulta que Italia impulse las reformas necesarias para estimular el crecimiento. España mejora porque nuestro vecino empeora, aunque los inversores aprecian la mayor estabilidad de nuestro país. Un momento dulce que hay que conseguir que se consolide. Ello exige seguir alentando las reformas para asentar la confianza y facilitar la salida de la crisis.