La concesión de los JJOO 2020 a la ciudad de Tokio se ha debido a la capacidad que tiene Japón de hacer frente al desafío económico que supone su organización. Ayer el índice Nikkei registró una importante subida, como suele suceder a las bolsas del país que logra unas Olimpiadas, pero no se trata de un fenómeno puntual. El primer ministro Abe ha sido el impulsor del golpe de timón, que sacó a la economía nipona del estancamiento y los frutos son apreciables. Lo confirma la revisión al alza del PIB japonés desde el 2,6% previsto al 3,8%. Un ritmo de crecimiento fuerte impulsado por la demanda y la inversión -todo lo contrario de lo que sucede en España- determinado por una racha de bonanza económica que parece ser duradera.