Se prometía una reunión tempestuosa y no faltó la tensión entre las autonomías partidarias de establecer un objetivo de déficit a la carta -Cataluña, Andalucía, Valencia o Murcia- que son las que tienen mayores problemas presupuestarios; las que cumplieron en 2012, y el Ministerio de Hacienda. Montoro tuvo que lidiar con el rechazo de unas y otras.
La propuesta del Gobierno fija, en líneas generales, el mismo porcentaje de déficit en 2013 que el pasado año, para las CCAA que hicieron bien su trabajo y lo sitúa entre el 1,58% y el 1,6% para las incumplidoras. Montoro asegura que este déficit asimétrico va a tener carácter puntual y sólo se aplicará este ejercicio.
Algo bastante cuestionable, porque las autonomías favorecidas con un margen de déficit mayor ya aseguran que no lo cumplirán y raramente conseguirán situar su desequilibrio en el en el 1% en 2014, como pretende Montoro . La Comunidad de Madrid encabezó la rebelión de las cumplidoras que se niegan a incrementar el esfuerzo de sus ciudadanos para compensar al resto. El Gobierno de Ignacio González considera la decisión de Hacienda un castigo porque se negó a subir impuestos.
El descontento actual es fruto de la falta de pulso con que Montoro ha conducido la reducción del déficit autonómico. De las amenazas de intervención al principio de legislatura a quienes incumplieran, el ministro ha pasado a saltarse él mismo la ley de estabilidad presupuestaria, que obliga a sancionar a los que sobrepasan el objetivo de déficit. Montoro ha cometido un nuevo error al no actuar a tiempo, lo que ha contribuido a seguir incrementando el déficit y fuerza a la tolerancia con quienes no siguen las reglas del juego.