Telefónica está concentrando su negocio en las plazas que realmente le interesan, como Brasil, Reino Unido o Alemania. La compra de la filial germana de KPN, que la convierte en líder del mercado alemán lo constata. La compañía que preside César Alierta tiene claro que este pulso exige mantener su calificación crediticia, lo que implica dejar su endeudamiento en 47.000 millones este año.
Eso representa que para cumplir su palabra la multinacional debe desinvertir 1.600 millones, lo que le va a hacer reconsiderar su futuro en Eslovaquia, República Checa, China y posiblemente Italia. El mercado parece convencido de que la compañía recupera pujanza y de que las desinversiones se concretarán en los próximos meses sin ningún problema para Telefónica.
