Mientras Bárcenas ponía ayer en marcha el ventilador y se apuntaba a la máxima de que la mejor defensa es un buen ataque, Rajoy se limitaba a ratificar la existencia de los SMS entre él y el extesorero del PP, sin dar explicaciones sobre el fondo del asunto. Paralelamente, desde el tea party del PP preparan sin tapujos su defenestración. El presidente se enroca en su silencio para no responder, dice, cada día a una nueva acusación, lo cual es razonable, pero debería de anunciar sus intención, si la tiene, de comparecer en sede parlamentaria. En el Congreso, sin circunloquios, debe aclarar todas las dudas al respecto y no tardar en hacerlo porque cuanto más lo demore será peor para la estabilidad política y el incipiente resurgir económico.