Editoriales

Editorial: ¿El crédito? Ni está ni se le espera

Las permanentes dificultades para financiarse que soportan empresas y familias se han convertido junto al desempleo en uno de los principales quebraderos de cabeza del Gobierno, extrapolable al resto de países periféricos. Las últimas cifras del Banco de España confirman tanto la fuerte caída registrada en el mes de mayo (-6,1%), el porcentaje más alto desde que estalló la crisis, como la constante reducción de su volumen cada trimestre. Ni siquiera el efecto de la Sareb al asumir los préstamos traspasados por los bancos rescatados ayuda a explicar este pronunciado desplome.

Desde la óptica de la demanda, empresas y pymes se encuentran paralizadas por la falta de garantías que ofrecer a los departamentos de riesgo de los bancos. Y desde la acera opuesta, la de la oferta, la situación no ofrece visos de cambio a corto plazo. De hecho y pese a la voluntad del Gobierno, la situación parece que se prolongará hasta bien entrado 2014. Razones no faltan: el evidente efecto negativo que tendrá la reciente sentencia del Tribunal Supremo de las cláusulas suelo en el balance de las entidades, la permanente incertidumbre regulatoria que rodea a la banca, los test de estrés previstos para el próximo otoño y las nuevas necesidades de capital derivadas de las refinanciaciones, que algunos expertos cifran en 10.000 millones de euros.

Un cuadro depresivo difícil de redibujar, que desgraciadamente seguiremos viendo los próximos meses. De forma que si se hace un ejercicio realista, el grifo del crédito no volverá a abrirse con un flujo apreciable hasta que los bancos se encuentren plenamente saneados. Y para ello es necesario que el Banco de España no vuelva a modificar las reglas de juego.

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