Editoriales

Editorial: Iberia entra en un nuevo escenario

La venta del 12,09% del capital de IAG que Bankia heredó de Caja Madrid supone alimentar la caja con unos ingresos de 675 millones, de los cuales 176 son plusvalías. Sin duda una buena operación financiera contenida en el Plan Estratégico 2012-2015, que el banco nacionalizado presentó el pasado 28 de noviembre y al que le obliga Bruselas. Más allá de estos números, la desinversión llevada a cabo a través de Merrill Lynch altera notablemente el equilibrio de poder pactado con motivo de la creación del holding aéreo, dado que Bankia era el accionista de referencia y el contrapeso necesario para defender los intereses de Iberia. La venta no solo conlleva la pérdida de un consejero (Manuel Lagares), sino que deja en minoría a la SEPI, el único socio español que continúa por el momento en el capital.

El nuevo escenario surgido incide directamente en las negociaciones que Iberia mantiene con el colectivo de pilotos, reacio a ceder a las presiones de IAG para recortar sus sueldos y aumentar la productividad. Sin el escudo protector que representaba Bankia, el consejero delegado del grupo aéreo, Willie Walsh, tiene la pista despejada para someter a Iberia a un nuevo proceso de ajuste y convertirla en una compañía mucho más pequeña, pero rentable y con capacidad de crecimiento.

Esta opción se encuentra encima de la mesa y se puede llevar a cabo después del verano. Si los pilotos se siguen negando a alcanzar un acuerdo, IAG meterá la tijera y tentará a los copilotos con una subida del escalafón. Una decisión dura pero a la vez necesaria para acabar con la prolongada inestabilidad que se ha instalado en Iberia por culpa de un colectivo que sólo persigue mantener sus privilegios.

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