Seis días después de estallar el escándalo relacionado con el DNI de la infanta Cristina, el ministro de Hacienda sigue sin ofrecer explicaciones convincentes sobre "el error de procedimiento administrativo". La opinión pública sigue dudando de si se trata de un fallo funcionarial, de una cadena de desaciertos que socavan un poco más la credibilidad de un miembro de la familia real, o sencillamente si se está encubriendo un nuevo capítulo de corrupción presuntamente ligado a Iñaki Urdangarin. Cristóbal Montoro, como sucede con Rajoy, ha optado por eludir respuestas y se mantiene en un cómodo segundo plano confiando en que amaine el temporal. Pero su credibilidad queda muy tocada y cuestiona su idoneidad para pilotar la reforma fiscal.