La presencia de Isidro Fainé en la asamblea de CEOE, en su calidad de miembro del Consejo Empresarial de la Competitividad, se interpretó ayer como un cierre de filas con la patronal y la disipación de cualquier tipo de reticencias que hubiera podido haber entre ambas instituciones. Fainé dejó claro que persiguen objetivos comunes y que las grandes empresas del Consejo de la Competitividad reman en la dirección de la patronal, a quien no disputan su representación del empresariado español. La buena relación del presidente de CEOE, Joan Rosell, con Fainé ha sido determinante para la escenificación de las buenas vibraciones entre ambas organizaciones. Ahora deben seguir trabajando juntos en el objetivo de bajar impuestos que planteó ayer CEOE.
