Un total de once empresas públicas y privadas conforman el potente consorcio español que aspira a construir y explotar el AVE que unirá Río de Janeiro con Sao Paulo, un proyecto estimado en 13.000 millones. Se echa en falta la fortaleza de la vasca CAF, con talleres en Brasil, pero sin caer en inútiles triunfalismos el grupo parte muy bien posicionado para reeditar el éxito del Ave a La Meca. En primer término por el interés político demostrado por la ministra de Fomento, quien se ha trasladado a Brasil para atar todos los cabos posibles. Y en segundo lugar porque tres multinacionales (Thales, Siemens y Bombardier) acuden con sus filiales españolas al concurso. Todo un indicio de la confianza depositada en manos de la industria española.
