Los líderes europeos se comprometieron ayer a dar máxima prioridad política a la lucha contra el fraude fiscal. El objetivo es lograr el intercambio de información automática entre los Estados de la UE. También se propone alcanzar un acuerdo sobre la fiscalidad del ahorro antes de fin de año. A pesar de que el propósito es loable, el anuncio mueve al escepticismo porque se trata de un objetivo que se persigue hace años sin resultado. En esta ocasión, el asunto se ha resucitado por la caída de ingresos motivada por la crisis. Los líderes de la UE no han vencido hasta ahora la fuerte resistencia para eliminar el secreto bancario y los paraísos fiscales, que algunos de los Estados miembros protegen y alientan. Un obstáculo difícil de superar en solo un año.
