El sector exterior sirve de motor para la recuperación cuando colapsa la demanda interna. En la crisis de principios de los noventa se recurrió a la devaluación de la peseta para hacer más competitivas nuestras exportaciones. Con el euro, España tuvo que ganar competitividad vía bajada de salarios, pero también ha ayudado el esfuerzo inversor en I+D+i de algunos sectores como el automóvil y el agroalimentario. Esta es la razón de que en marzo, por primera vez en la historia, según los datos de Aduanas, la balanza comercial arrojara un saldo positivo. Si este superávit se consolida en los próximos meses se reducirán nuestras necesidades de financiación y nuestra deuda. Para ello, el Gobierno debe apoyar la exportación y bajar la fiscalidad de las empresas.