Editoriales

Editorial: Bruselas, política de palo y zanahoria

La jornada que se vivió ayer, entre la euforia de las bolsas, la bajada de nuestra prima de riesgo y el varapalo de Bruselas a España por los deberes que aún quedan por hacer, plantea una aparente contradicción. La Comisión Europea se encargó de recordar al Gobierno de Rajoy que todavía hay muchos desequilibrios; que la recesión se prolongará a 2014, y que queda una buena batería de reformas por ejecutar.

Bruselas destaca la dualidad del mercado laboral, que mantendrá el paro por encima del 27%. Es preciso profundizar en la reforma laboral, que si bien ha sido positiva sigue estando incompleta. Hasta ahí la reprimenda de la Comisión a la que el Gobierno no debe de hacer oídos sordos, porque dejar el trabajo a medio hacer supone tirar todos los sacrificios realizados por la borda y que España no se encuentre preparada cuando llegue la recuperación.

Bruselas va a dar a Rajoy más plazo para que cumpla el objetivo de déficit -igual que a Portugal e Irlanda- pero primero quiere asegurarse de que se compromete en serio a transformar el país. En la UE están convencidos, con razón, de que una Europa que no arregle definitivamente sus desequilibrios estructurales no puede asegurar la continuidad del euro, ni subir se al carro de la recuperación que empieza a consolidarse en EEUU.

Los recortes presupuestarios anunciados por Obama, la seguridad de que el dinero seguirá fluyendo al otro lado del Atlántico y también en Japón impulsaron ayer las bolsas de los países periféricos de la UE, cuyos valores penalizados por la crisis son ahora muy atractivos para los inversores. Para aprovechar este impulso, el Gobierno debe dinamizar el programa de reformas, de no hacerlo quedaremos anclado en la crisis y la prima volverá a subir.

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