Las familias españolas han confiado tradicionalmente sus ahorros al ladrillo y los depósitos bancarios. Con el escarmiento sufrido durante los últimos años con la primera opción tras el estallido de la burbuja inmobiliaria, los hogares siguen centrados en la segunda. Así lo demuestran los datos del Banco de España correspondientes a febrero, mes en el que los depósitos de las familias han aumentado un 0,37 por ciento, mientras los de pymes y multinacionales también han crecido otro 1%. El dato es previo a la crisis bancaria de Chipre, pero la confirmación de que los depósitos inferiores a 100.000 euros seguirán gozando de garantía pública debe contribuir positivamente a mantener esta tendencia en los próximos meses.