El 34,2% de los parados españoles no recibió ningún tipo de subsidio en 2012, después de haber agotado todas las prestaciones establecidas por el Estado. En su mayor parte se trata de desempleados de larga duración, cuya reinserción laboral se antoja cada vez más complicada por la falta de oportunidades. Más allá del drama social que encierra el dato, la falta de ingresos tiene una afectación directa sobre el consumo privado, que en el último cuatrimestre del pasado año descendió un 6,5%, cuando en países como Alemania, Francia o Reino Unido experimentó un crecimiento dispar. La segunda derivada del problema toca de lleno a las cuentas de la Seguridad Social, que dejan de engordar por la falta de aportaciones.
