Desautorizado por la cúpula británica de IAG desde hace semanas, Rafael Sánchez-Lozano ha decidido renunciar a su puesto de consejero delegado de Iberia. Los números rojos de 351 millones cosechados el pasado ejercicio, el inconcluso proceso de reestructuración de la aerolínea -no ratificado aún por el colectivo de pilotos- y la pérdida de confianza derivada de su gestión de la crisis, saldada hasta la fecha con 30 millones de pérdidas, han acabado por pasar factura al directivo, que ha sido sustituido por Luis Gallego. La nueva estrella emergente del grupo aéreo, forjado profesionalmente en Clickair, Vueling e Iberia Express, anticipa la puesta en marcha de una estructura de costes similar a la de Ryanair o EasyJet, encaminada a maximizar la rentabilidad de Iberia.