El Gobierno va a modificar las normas de buen gobierno de las compañías cotizadas. El ministro de Economía, Luis de Guindos, ha anunciado que uno de los principales cambios será la limitación a 12 del número de años que se puede desempeñar el cargo de consejero independiente. Este tope de 12 años supone una auténtica revolución en los consejos de las compañías que componen el Ibex, pues obliga a hacer cambios en la mitad de las compañías que cotizan en el selectivo. BBVA, Sabadell y Viscofán son los más afectados, pues tendrán que sustituir a cuatro de sus miembros cada uno de ellos. La reforma de Guindos debe dejar claro cuál es el cometido de un consejero independiente y qué lo diferencia de los dominicales, que velan por los intereses de las empresas que representan.
El objetivo es garantizar que los independientes defiendan los intereses de los accionistas minoritarios y no se sientan vinculados con el tiempo a las decisiones de la dirección de la empresa de cuyo consejo forman parte. Ahora muchos de estos consejeros, llamados independientes, tienen vínculos con la empresa -hay un presidente y varios vicepresidentes en esta situación- o fueron ejecutivos o inversores de la misma en el pasado. Es razonable que se limite el plazo de permanencia en el consejo, pero sobre todo es imprescindible que los consejeros independientes tengan la formación adecuada -académica o profesional- para cumplir adecuadamente su función en el consejo.