Editoriales

Editorial: Pescanova tiene una vía de agua

El desconcierto que rodea al grupo Pescanova va en aumento a medida que transcurren las jornadas por la dimensión que pueden alcanzar los hechos que poco a poco se van conociendo. El último y más significativo es que el grupo gallego podría contar con una red de empresas opaca y oculta a efectos fiscales, que se mantendría ajena al entramado de 80 sociedades que dependen de la matriz Pescanova. La CNMV ha comenzado a investigar la veracidad de este indicio, que de confirmarse colocaría a la sociedad en una situación de extrema gravedad , cuestionaría su supervivencia y acarrearía a sus directivos graves problemas con la justicia.

El consejo de administración extraordinario se reúne hoy a petición del grupo catalán Damm, segundo mayor accionista con el 6,18 % del capital. Su presidente, Demetrio Carceller, no sólo quiere más información del estado del grupo, sino que además pretende aprovechar la reunión para relevar del cargo a su presidente y fundador Manuel Fernández de Sousa. Una postura contradictoria, dado que como miembro del consejo o bien no se entera de lo que sucede dentro del grupo, o bien es cómplice de encubrir una situación insostenible.

Sea como fuere, la sociedad debe ofrecer cuanto antes la información requerida a BDO Auditores para completar las cuentas de 2012. Aunque han transcurrido diez años, la crisis de Pescanova mantiene similitudes con la del gigante italiano Parmalat, a punto de desaparecer tras un fraude financiero cometido por su fundador Calixto Tanz. Pescanova tiene una importante vía de agua abierta en su línea de flotación, que debe ser abordada con extrema prontitud para evitar que se pierda una industria generadora de empleo y riqueza en Galicia.

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