La preocupación por el futuro de Pescanova va en aumento. La banca acreedora está convencida de que la compañía gallega ha enmascarado una parte del pasivo (500 millones) a través de operaciones cruzadas entre sus filiales, para ocultar que su deuda real suma 2.000 millones. Esta es la razón por la cual el empresario Demetrio Carceller y otros accionistas se negaron a firmar unas cuentas que incorporaban dos salvedades formuladas por la auditora BDO. Pescanova ha engañado a sus accionistas, a la CNMV y a la propia banca acreedora, que tiene muy difícil recuperar una parte de los préstamos concedidos. La falta de transparencia de la firma pesquera apunta a un presunto delito societario, que deberá afrontar su equipo directivo.