El revirado conflicto de Iberia sigue sin resolverse, a pesar de que el tiempo corre en su contra. La ministra de Fomento sufre presiones para que acepte un arbitraje para salvar las profundas diferencias que enfrentan a la dirección y los sindicatos. Pero esta opción no es la más aconsejable, no sólo porque un informe de la abogacía del Estado no lo recomienda tras estudiar la situación, sino porque supondría un mal precedente para otras grandes empresas, embarcadas en severos procesos de ajuste para garantizar su viabilidad. Así las cosas, Iberia debe mantenerse firme y no ceder a nuevas presiones sindicales destinadas a arruinar todavía más su cuenta de resultados. Por ello, a partir del 14 de marzo debe comenzar su plan de ajuste sin más dilaciones.