Alfredo Rubalcaba dejó pasar ayer una buena oportunidad para clarificar el debate sobre las cuentas de los partidos. El líder del PSOE desveló que cobró, incluyendo las dietas, 67.229 euros en 2012, cantidad que comparó con los 135.000 que percibió Rajoy. Rubalcaba atribuyó la diferencia a las cifras "turbias" del PP. Mezcló de forma interesada corrupción y retribuciones legales, pero obviando lo importante recurrió a la demagogia, se amparó en la táctica del "y tu más" y siguió colaborando en que todo siga como está. El líder socialista hizo un ejercicio de cara a la galería, pero sin dar propuestas que aporten más control y transparencia en los partidos. El problema no es la corrupción que se destapa, sino la que los partidos con su inacción impiden que salga a la luz.