Alemania exige mucho a sus socios, pero da ejemplo y se aplica primero a sí misma lo que luego pide los demás. El ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, va a proponer al Gobierno que apruebe una ley para prevenir posibles crisis financieras. El texto se sustenta en dos principios: los bancos seguirán siendo rescatados sin dinero público y se protege a los clientes contra los riesgos de comportamientos especulativos. Esta protección se concreta en la posibilidad de imponer penas de cárcel de hasta cinco años a aquellos directivos que incumplan la legislación sobre operaciones financieras arriesgadas y supongan una amenaza para la entidad. Todo un ejemplo que garantiza las buenas prácticas y la competencia leal en el sector.