Las inmobiliarias están paralizadas a las espera de que se empiece a clarificar el panorama en el sector tras la constitución de Sareb, el banco malo para los activos inmobiliarios tóxicos de la banca. La influencia de Sareb en los procesos de mejora de los créditos es determinante, principalmente en las grandes compañías, donde la banca nacionalizada cuenta con una participación millonaria en los préstamos sindicados. Las diferentes tasaciones que ha realizado cada entidad financiera dificultan y retrasan las refinanciaciones. Sareb está empezando a andar y todo indica que lo hace con lentitud. Demasiada para las empresas inmobiliarias, pendientes de que se disipe la confusión existente para fijar sus descuentos y su estrategia comercial.
