La economía empieza a arrojar algunos signos positivos. Si la semana pasada el sector turístico marcó un récord en 2012, ayer se conocieron los últimos datos sobre el comercio exterior, cuyo déficit hasta noviembre pasado -29.463,3 millones- se redujo un 30%. Sin contar con la energía estaríamos hablando de un superávit histórico. La riqueza financiera de las familias -la diferencia entre los ahorros y los préstamos- repuntó un 5,5% y rompió la tendencia de trimestres anteriores. Hay que valorar en su justa medida estos datos alentadores sin caer en la complacencia, porque la situación es todavía muy insegura y están pendientes varias reformas importantes que el Gobierno no debe dejar de acometer cuanto antes.
