La decisión de los supervisores internacionales de relajar los requisitos de liquidez para los bancos y retrasar de forma gradual su cumplimiento hasta el ejercicio 2019 supone una respuesta positiva a la demanda del sector, concretada ayer en una subida generalizada de las bolsas europeas, que estuvieron impulsadas por los principales grupos financieros. Para la banca española se trata de una medida trascendente, porque permitirá apuntalar una reestructuración que ya está encaminada, pero con condiciones menos agobiantes. La mayor liquidez disponible de los bancos deberá traducirse en una relajación de la estricta política de créditos seguida hasta la fecha, lo que permitirá reactivar la economía y favorecerá su crecimiento.