El saneamiento del sistema financiero ha reducido a 329,08 millones los beneficios de Santander, BBVA, CaixaBank, Popular y Sabadell en el tercer trimestre. Ninguno ha necesitado ayudas públicas, pero el esfuerzo de provisionar por sus activos tóxicos merma sus resultados.
Si se contabilizase Bankia habría que hablar de pérdidas superiores a los 2.275 millones. La digestión del ladrillo está resultando muy pesada, y los grandes bancos han tenido que hacer equilibrios para compatibilizar un resultado en números negros con las provisiones y el reparto de dividendo (en acciones). Las entidades confían en que después del esfuerzo vuelva la estabilidad. Más pronto para el sistema financiero que para el mercado inmobiliario, al que todavía le quedan años para recuperarse.