La próxima creación del banco malo agrava los problemas de las inmobiliarias, que no podrán refinanciar los créditos que tienen con entidades que llevarán sus activos a Sareb. Éste es el principal obstáculo con que se puede encontrar Reyal Urbis, que ayer solicitó el preconcurso voluntario de acreedores en un intento de ganar tiempo y salvar la coyuntura, que empeora por momentos debido a la devaluación de sus activos. Si no hubiese tomado esta decisión la empresa que dirige Rafael Santamaría podría haber entrado en causa de disolución. Por lo menos ahora dispone de cuatro meses para renegociar su deuda con los bancos, aunque la tarea va a ser titánica. Bancos e inmobiliarias engordaron la burbuja y son las últimas quienes corren con la peor parte de su estallido.
