El varapalo que han recibido los socialistas en Galicia y País Vasco cuestiona el liderazgo de Rubalcaba y relega al PSOE a sus horas más bajas. Una buena parte de votantes socialistas ha optado por la abstención, y va a ser difícil recuperar ese voto, que necesita un buen revulsivo para volver a ilusionarse. La cuestión es que los socialistas no sólo afrontan un problema de liderazgo, sino de radicalizarse o buscar el centro dentro de los estrechos márgenes que deja la Eurozona para hacer políticas diferentes. Un dilema que vive toda la socialdemocracia europea con posibilidades de gobernar. Pero lo más grave es que el PP sin un PSOE con quien negociar posibles acuerdos se encuentra en una situación más débil frente al soberanismo catalán y vasco.