El Gobierno español sigue sin aclarar cuándo pedirá ayuda a Europa. Aun así cada vez está más claro que la intención de Rajoy es solicitar un rescate virtual, una fórmula muy distinta a la utilizada con Irlanda, Portugal y Grecia, pero todavía en periodo de debate, sobre todo por el impacto que podría tener sobre Italia. Además, Alemania ve con buenos ojos una posibilidad que le evita problemas políticos internos. En el Ministerio de Economía consideran -según se afirma en medios internacionales- que antes de usar una "bomba atómica" hay que coordinarse y discutirlo a fondo. Y confían en que sólo con el anuncio de la petición de ayuda será suficiente para relajar la presión de los mercados.
Ésta es la tesis del Ejecutivo, que argumenta que no necesitamos dinero, sino bajar los intereses que pagamos por nuestra deuda. Las bolsas europeas interpretan que está próxima una solución y así lo expresaron ayer con subidas generalizadas. Sobre todo después de que el Tesoro español colocase 4.863,6 millones, una cantidad mayor de lo previsto y pagando los intereses más bajos desde la pasada primavera. Otro factor importante es que esta cierta euforia se produce poco después de que S&P haya bajado el rating de España un escalón por encima del bono basura y ante la potencial amenaza de que Moody's nos pueda degradar próximamente a ese nivel. Algo se mueve, porque incluso los más pesimistas empiezan a decir que España podría llegar sin ayuda hasta julio de 2013. Lo peor es que los españoles seguimos pendientes de la decisión final sumidos en un irritante compás de espera.