Sanidad piensa obtener un ahorro de 700 millones de euros con una reorganización de la cartera de servicios del Sistema Nacional de Salud. Se aplicarán criterios de coste-beneficio a todas las prestaciones actuales del sistema y se eliminarán las diferencias de prestaciones entre comunidades. Se van a suprimir algunas operaciones -por ejemplo cambio de sexo- que ahora costea la sanidad pública y se reducirá el ámbito de pacientes que puedan acceder a otras intervenciones, como la reproducción asistida. El cambio estará operativo en noviembre. Son medidas difíciles que suscitan un gran rechazo, pero en una crisis como la actual hay que optar por lo primordial, que salva vidas, frente a lo importante, para no poner en peligro lo primero.