El cambio de manos que se ha producido en la deuda española muestra una clara tendencia a la baja de la presencia de inversores extranjeros -pasan del 50,5% de la deuda a finales de 2011 al 34,1% en julio. Por el contrario, la banca española ha aumentado su presencia significativamente en las emisiones del Tesoro y ya acapara 184.511 millones de euros del total. Es decir, uno de cada tres euros.
A pesar de que es una forma de rentabilizar el dinero que obtienen las entidades en las operaciones de financiación del BCE -al 0,75%- y de que no les interesa que el Tesoro no saque adelante sus subastas porque les perjudicaría, sí continúa la tendencia en aumento supone una concentración de riesgo excesiva para el sector. Los peligros están muy claros: que se produzca una rebaja del rating de España -Moody's debe decidir este mismo mes si lo recorta- y que no resultara la estrategia del BCE y volviera la inestabilidad. A este respecto, hay que insistir una vez más que al Gobierno español se le agotan los plazos para decidir si pide ayuda a la UE y cuanto más demore la decisión, mayor es el riesgo.
No sólo son los bancos españoles quienes han aumentado su participación en la deuda, las Administraciones Públicas tienen en sus manos el 13,56% del total -77.370 millones- en su mayoría del Fondo de Reserva de la Seguridad Social. El sistema de pensiones obtiene buena rentabilidad por ello, pero puede perder dinero si se ve obligado a utilizar estos ahorros al vender en el mercado secundario, como ya le ha sucedido con el Fondo de Prevención. Estos datos son un motivo más para urgir al Ejecutivo a tomar decisiones que estabilicen el mercado de manera sostenida.