La reunión que mantuvieron ayer en Madrid los representantes de las principales empresas españolas y alemanas, auspiciada por las autoridades de ambos países, había levantado bastantes expectativas como medio de atraer la confianza de los inversores germanos. Clausuraron Merkel y Rajoy, se habló mucho de las reformas que se están llevando a cabo -Luis de Guindos las equiparó con las que hace diez años abordó Alemania y Joan Rosell explicitó el apoyo de CEOE- y de tópicos recurrentes en este tipo de encuentros. Sin embargo, se echan en falta resultados concretos, algo que era perfectamente previsible por el nivel de los asistentes al encuentro hispano-alemán. La economía española atraviesa un momento sobrado de gestos y necesitado de compromisos.