La reforma financiera abre de nuevo a las entidades la posibilidad de atraer nuevos clientes y obtener financiación aumentando los intereses de sus depósitos. Se eliminan las trabas -aportar una cantidad adicional muy elevada al Fondo de Garantía de Depósitos- que aprobó, hace apenas un año, el anterior Gobierno para desincentivar esta práctica, porque en esta guerra de depósitos perdían dinero. Una vez suprimido el obstáculo legal, el Banco Popular inicia la carrera. Un camino que para obtener liquidez seguirán muchos bancos. Es un arma de doble filo. Si entra en carrera alguna entidad nacionalizada lo hará con el dinero de los contribuyentes. El Gobierno debe estar vigilante, porque la situación no ha cambiado y se corren los mismos riesgos.