Editoriales

Editorial: Cuidado con jugar a la 'gallina'

Mario Draghi levanta el jueves el telón de una temporada de otoño trascendental por las decisiones que se deben tomar. Malo, si no es así. El 6 de septiembre es un día D para España porque el presidente del BCE, tal cómo él mismo ha anunciado, detallará su programa de compra de bonos de deuda pública. En los mercados se han creado unas expectativas que si se defraudan pueden devolvernos a la espiral de inestabilidad vivida entre mayo y julio. También el jueves, Merkel visita a Rajoy en Madrid y, aunque la excusa es una reunión hispano-alemana de inversores programada hace meses, nadie duda de que este encuentro es crucial para la solución de la encrucijada española y hasta es posible aventurar que habrá resultados.

Es de esperar que para entonces Merkel haya apaciguado las aguas del Bundesbank, que se opone a que el BCE compre deuda soberana de los países en apuros. Hasta ahora, todos ellos han estado jugando a la gallina. Así se denomina en el mundo anglosajón un juego entre dos oponentes que se dirigen uno frente a otro. La pericia consiste en aguantar hasta el último momento y evitar la colisión. El peligro: que ninguno de los dos se retire y acaben chocando.

Draghi sabe que con la compra de deuda soberana aliviará la presión sobre España, pero se enfrentaría a la ortodoxia germana. El balón de oxígeno del BCE daría argumentos a Rajoy para completar un programa de reformas impopulares, que se aceptarán mejor si no hay incertidumbres. El presidente del Gobierno aguarda a conocer las condiciones del BCE para decidir si pide el rescate. Y Merkel de momento no varía su posición. El juego se acaba y alguien debe dar un volantazo para no chocar y no hacer la gallina.

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