El Parlamento catalán aprobó ayer un pacto fiscal similar al concierto vasco y en virtud del cual reclama una Hacienda propia. La propuesta convertiría a la Generalitat en recaudadora única de todos los tributos, para después pagar al Estado. Resulta inadmisible que el Gobierno catalán solicite para sí mayor autonomía un día después de que se reconociera incapaz de hacer frente a sus obligaciones y pidiera el rescate. La respuesta a los problemas de Cataluña pasa por el estricto cumplimiento de sus obligaciones, que se concentran en la reducción del gasto público. De forma que la conveniencia de abordar un posible cambio en el modelo de financiación autonómica tiene en estos momentos un carácter secundario.