La propuesta expresada hace dos semanas por el presidente del Banco Central de Alemania, Jens Weidmann, aconsejando a España "pedir el rescate como país", y refrendada el pasado lunes por el vicepresidente de la Comisión Europea y comisario de Competencia, Joaquín Almunia, parece tomar cuerpo. De hecho, ya tiene precio: 300.000 millones de euros. Una cantidad que permitiría hacer frente a los próximos vencimientos de deuda, como el de octubre (alrededor de 28.000 millones), y que sin duda contribuiría poderosamente a rebajar la presión sobre la prima de riesgo y facilitaría la emisión de deuda en condiciones más ventajosas que las actuales, con un interés situado entre el 2 y 2,5%.
La propuesta alemana alejaría definitivamente la intervención del BCE para comprar deuda española, única opción defendida a capa y espada por el Gobierno de Mariano Rajoy, y permitiría afrontar con cierto sosiego las reformas en la ineficiente estructura de las comunidades autónomas y del gasto público. ¿Es aconsejable acudir al rescate?
Muchos ciudadanos españoles de a pie apoyan esta alternativa, que pondría fin a la lenta agonía en la que se encuentra inmersa la economía española. La decisión dependería de las condiciones que imponga Bruselas, que en todo caso serán estrictas. El Gobierno debe actuar sin dilación y asumir que el BCE no es la solución a los problemas, como ayer quedó reflejado en el comunicado dado a conocer tras la entrevista mantenida por el ministro de Economía, Luis de Guindos, y de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, que deja la puerta abierta al rescate y facilitaría un avance en la unión bancaria y fiscal defendida por Angela Merkel.