La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) atajó ayer la profusa sangría de la bolsa prohibiendo de forma cautelar la realización de operaciones sobre acciones que supongan la constitución o incremento de posiciones cortas. La controvertida decisión consiguió cauterizar la herida abierta, y el mercado recuperó parte el pulso perdido, hasta ceder el 1,10%. El supervisor bursátil español sigue así los pasos dados por su homólogo italiano (Consob), que también ha decidido prohibir durante toda la semana "de forma inmediata" las posiciones cortas sobre todas las acciones de bancos y aseguradoras. En el caso español estará vigente durante un periodo de tres meses, hasta el cierre del mercado del 23 de octubre inclusive, aunque podría prorrogarse al antojo de la CNMV.
Se trata de una medida destinada a reducir la extrema volatilidad que atraviesan los mercados de valores europeos, pero que sin embargo resta liquidez y tiene un carácter asimétrico, en la medida que limita las bajadas, pero no las subidas de los valores. Puede calmar los ánimos y contribuir a frenar la especulación sobre la deuda española, pero no elimina la incertidumbre de los inversores sobre el incierto futuro de España. Se puede entender su carácter temporal, pero no su ampliación en el tiempo porque perjudicaría al mercado. Con todo, la medida del supervisor es mejor que la anunciada la semana pasada por el Ministerio de Hacienda para modificar la fiscalidad de las operaciones intradía.