Finalmente, Bob Diamond dimitió ayer de su cargo de consejero delegado de Barclays. Son sólo las primeras consecuencias de un escándalo -la manipulación del tipo del préstamo interbancario, líbor-que salpican a los grandes de la banca británica y cuestionan una cultura y una forma de manejar el negocio bancario, basadas en la deshonestidad y la incompetencia. Muchas eran las voces y los informes que no tenían empacho en criticar la mala situación de las entidades financieras españolas; alardeaban de las ventajas del sistema británico, y se distanciaban de los problemas de la Eurozona. En las entrañas de la City se han llevado a cabo unas prácticas que se deben desterrar y el Gobierno de Cameron debe mostrarse implacable.