Apenas lleva un mes en Bankia y Goirigolzarri ha tenido que advertir a De Guindos que no admite cambios en el plan de capitalización que acordó con el Gobierno. Tras lo sucedido con Rato, es lógico que el nuevo presidente presione para que se cumpla lo acordado. Sin embargo, el titular de Economía quiere ahora -antes no lo consideró necesario- la opinión del Banco de España, cuyo nuevo gobernador será nombrado el viernes. Las críticas recibidas por los 23.500 millones del saneamiento de la entidad parecen haber impresionado al ministro, quien busca la forma de bajar esa cifra que antes había acordado. El nuevo presidente de Bankia, que sabe escarmentar en cabeza ajena, no está dispuesto a que le traten como a su predecesor.